viernes, 18 de marzo de 2016

Las Revistas Culturales exigimos la democratizaciòn de la prensa gráfica.

La Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (ARECIA) relevó por cuarto año consecutivo la situación del sector gráfico comunitario y autogestivo. Los datos de 2015 son alarmantes y confirman las consecuencias de los aumentos arbitrarios del papel y las maniobras corporativas en la distribución. El cierre de revistas pone en riesgo el pluralismo el sector gráfico, cada vez más concentrado. 
Denunciamos la falta de legislación que promueva políticas públicas de fomento, protección y equidad frente a un mercado de prensa gráfica concentrado y desregulado en los dos extremos de la cadena: la producción de papel y la distribución y venta. Esto significa el incumplimiento por parte del Estado de los tratados internacionales en materia de Libertad de Expresión que ordenan “evitar o revertir los monopolios u oligopolios en la propiedad o control de los medios de comunicación”.                                                       Ante esta situación desigual, el censo de AReCIA evidenció que somos menos editores publicando. Hay menos voces. De las 213 revistas censadas en 2014, en 2015 continuaban en actividad 178.
A pesar de las publicaciones que no pudieron sostener la periodicidad de sus ediciones, las voces de los editores independientes continúan escuchándose en todo el país: CABA (48,9 por ciento), Zona Metropolitana Bs As (15,7 por ciento), región Centro (17,4 por ciento), NOA (7,9 por ciento), Cuyo (5,1 por ciento), Patagonia (3,4 por ciento), NEA (1,7 por ciento).
El impacto de los aumentos en el papel e imprentas son muy fuertes debido a que del total de revistas, el 74,2 por ciento continúa publicando en papel, mientras que el 25,8 por ciento son publicaciones exclusivamente digitales. El incremento en los precios del papel, de acuerdo a cifras del INDEC, hasta octubre de 2015 acumula un 23 por ciento desde el año anterior, mientras que si se toma la inflación desde octubre de 2013, el acumulado es de 68,9 por ciento.
Según el censo de AReCIA, el precio promedio por ejemplar es de 41,5 pesos. En 2014, el precio era de 27 pesos, lo que indica que los aumentos en la cadena productiva generaron para el bolsillo de los lectores una inflación de 51,7 por ciento.
Otra señal de la suba en los costos se refleja en el tipo de comercialización: en 2014 las publicaciones pagas eran 60,3 por ciento; en 2015 este porcentaje se incrementó un 8,8 por ciento. En paralelo, la tirada promedio descendió de 3013 ejemplares en 2014 a 2880 en 2015.
Las estrategias de sostenimiento de las cerca de 200 publicaciones registradas por AReCIA son múltiples, pero en los lectores reside la mayor fortaleza de estas publicaciones: las ediciones gráficas alcanzan un total de 1,2 millones de lectores mensuales, mientras que las publicaciones exclusivamente digitales llegan a 2,8 millones de personas por mes.
En cuanto a la publicidad, de las 178 revistas censadas, el 79 por ciento vende espacios publicitarios, que ocupan en promedio el 21,7 por ciento de la superficie de la publicación. Un dato es relevante para romper el mito subsidiario de las revistas culturales: sólo el 17,4 por ciento de las publicaciones censadas recibió pauta oficial en 2015.
Al otro extremo de la cadena, el sector está concentrado —7 empresas periodísticas comercializan 68 títulos y sólo dos (Clarín y La Nación) controlan “el 50 por ciento de la distribución”, según el sindicato de canillitas Sivendia.

En paralelo, aumentaron los canales alternativos: suscripción (54,5 por ciento), Centros Culturales (59,8 por ciento), otros puntos estratégicos (68,9 por ciento).

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